11 Nov 2024
El FMI sugiere que España, EEUU y Canadá optan a un ‘superciclo’ de negocios
El PIB español se mantiene como motor del espacio industrializado, según el informe otoñal del Fondo, que sitúa el crecimiento de este año en el 2,9% y el 2,2% en 2025.
Diego Herranz - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
Todo depende de la productividad. Pero si España, y los dos mercados norteamericanos del G-7 logran engarzar un periodo de incremento de este parámetro, esencial para el crecimiento y con visos de repuntar ante el impacto que los avances en Inteligencia Artificial (IA), Learning Machine y Big Data pueden provocar en las estructuras productivas de las economías de forma inmediata y, por supuesto, a medio y largo plazo -y en estos momentos se destacan por la amplia profusión de ventajas y subvenciones a la innovación y las tecnologías, sobre todo enfocadas a la transición energética- podrían entrar en un superciclo que saque a sus mercados de la atonía y el riesgo de aterrizajes constantes de su actividad que apuntaba el World Economic Outlook (WEO) del FMI la pasada primavera.
En su diagnóstico otoñal, desvelado hace escasas fechas, y que coincide con otros estudios como los que han desvelado en Europa los ex primeros ministros italianos Mario Draghi y Enrico Letta que reclaman un notable despliegue de recursos -de hasta 800.000 millones de euros anuales-, ambiciosos proyectos de integración como el uso de eurobonos y avances decidido en materia de innovación tecnológica y sostenibilidad para que la UE deje atrás su déficit competitivo con EEUU y China, gane suficiente músculo internacional para seguir ocupando un lugar destacado en el orden global y fortalecer y unificar su mercado interior; por ejemplo, con unos mercados de capitales unificados.
La visión del FMI de los superciclos también se ha instalado en el debate económico de EEUU, donde un amplio sector de analistas considera que el salto tecnológico que traerá consigo más productividad y, por ende, más competitividad y más dinamismo ofrece al mayor PIB del mundo bazas reales de ingresar en otro ciclo de negocios más intenso, incluso eludiendo los números rojos. Y, a tenor de las predicciones económicos de su WEO de otoño, solo las dos economías de América del Norte y España están en condiciones de encaramarse a un episodio excepcional de vigor por el boom de la IA, en una época que demanda pasos decididos hacia las emisiones netas cero de CO2 y con tipos de interés a la baja.
A España, el Fondo le otorga un repunte del PIB del 2,9% este año, el más significativo de entre las naciones de rentas altas, y del 2,2% en 2025, que únicamente superan, por 1 y 3 décimas, EEUU y Canadá. Frente a la atonía de Francia e Italia, con actividades planas -del 1,1% en 2024 y 2025 para la segunda potencia del euro y del 0,7% y del 0,8 para la tercera, avanza el WEO-, y el persistente freno y marcha atrás de Alemania que, tras el receso de 3 décimas de 2023 se va a instalar en un el 0% este año y en el 0,8% el próximo.
Sin embargo, el Fondo también refresca la lista de amenazas latentes que inducen a pensar en el complejo tránsito del ciclo de negocios post-Covid hacia otro con distinta climatología. Tanto, que podrían agruparse en un decálogo no del todo esperanzador. Sus expertos anticiparon que la geopolítica y el proteccionismo comercial atenazan a la economía global –“es como arrojar un jarro de agua fría sobre una economía ya congelada” advirtió su directora gerente, Kristalina Georgieva. Un segundo foco de tensión es la deuda, “demasiado elevada” y que podría superar al término de este ejercicio la psicológica barrera de los 100 billones de dólares, el 93% del PIB y con perspectivas de aumento a corto y medio plazo alimentadas por EEUU y China.
“Harán falta muchos más ajustes fiscales de los actualmente planeados para estabilizar -o, en el mejor de los casos, empezar la senda de su reducción- su trayectoria. A través de estabilizadores automáticos y con tendencias políticas dirigidas hacia el ajuste. “Son esenciales para asegurar la sostenibilidad de las finanzas públicas y la estabilidad financiera”, anticipa el Fiscal Monitor del Fondo, que pide mayor presión impositiva para abordar los gastos presupuestarios en curso. El cuarto signo de preocupación es que el actual crecimiento resulta insuficiente para la generación de empleo, debido a que la parálisis productiva se ha agudizado. En consecuencia -aseguran los informes del FMI- el retorno al potencial de crecimiento de los países es “crucial” para estimular los mercados laborales, las recaudaciones impositivas y para ganar espacios presupuestarios suficientes que hagan sostenibles los niveles de endeudamiento”.
El quinto de sus mandamientos está dirigido a los bancos centrales, para que sean más precisos en sus estadísticas y análisis inflacionistas: “Tienen que revisar sus bases de datos e indicadores predictivos para acertar con sus políticas monetarias en el futuro”. Al que unen la incertidumbre que la compleja coyuntura económica puede crear en la necesaria estabilidad financiera global. Un efecto contagio, el sexto mensaje descifrado en la cumbre otoñal, que podría intensificar las volatilidades de los mercados, a modo de “drásticas caídas de activos y shocks adversos que, en ocasiones, podrían ser sistémicos”.
El séptimo habla de que la IA es un arma de doble filo: arroja tanta eficiencia como volatilidad. Tiene la habilidad de reconfigurar carteras de inversión y gestionar volúmenes de negociación bursátil descomunales o identificar rentabilidades de bonos, activos o derivados y determinar cuotas de retorno para hedge-funds o bancos de inversión. Pero pueden generar oscilaciones drásticas en los flujos de capital y potenciar migración de inversiones que solo se pueden mitigar con regulaciones adecuadas.
Por último, deja un triple efecto, no muy halagüeño. Será una década perdida de lucha contra la pobreza, dijo en este caso la institución hermana del FMI, el Banco Mundial, después de una veintena de años con reducciones relativamente intensas. Pese a que el FMI ha decidido aliviar las cargas de devolución de créditos a países con los que tiene abiertos programas de rescate por un total de 1.200 millones de dólares anuales, el 36% de las cargas en curso. Y a las dudas sobre los cambios políticos tras los procesos electorales de 2024 que han afectado a la mitad de la población mundial.
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