25 Sep 2024
Las petroleras arremeten contra las reglas ESG europeas
TotalEnergies achaca su pérdida competitiva frente a rivales como Exxon Mobil a las exigencias sostenibles, sociales y de buen gobierno al capital que son más benévolas en EEUU.
Diego Herranz - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
El bienio de esplendor bursátil de los conocidos como criterios ESG -valores vinculados a planes de inversión sostenibles, sociales y al buen gobierno corporativo- que siguió a la Gran Pandemia (2020-2021) ha perdido intensidad. La reivindicación del mercado de acreditar fehacientemente con normas, auditorías y controles de vigilancia la fiabilidad de las estrategias ESG de las firmas privadas ha desembocado en un rigor en los requerimientos regulatorios hacia las compañías a los que algunos ejecutivos -especialmente, de ciertos emporios del sector energético y, más en concreto, de empresas que aún apuestan decididamente por los combustibles fósiles- no están dispuestos a cumplir. Al menos, sin resistencia más o menos activa.
Uno de las últimas voces que han clamado contra las normas ESG europeas, las más estrictas de todas, según conviene la mayoría de analistas, ha sido Patrick Pouyanne, CEO de TotalEnergies, para quien las evaluaciones sobre competitividad de la petrolera gala que dirige convienen en señalar que se enfrenta a mayores obstáculos de acceso a financiación que sus rivales de EEUU -al menos, dentro del circuito de las supermajors petrolíferas- por la mayor docilidad inversora que demandan las normas americanas y las exigencias de sus organismos reguladores.
Pouyanne fue conciso. En gran medida, la diferencia en la valoración bursátil de su compañía en relación a Exxon Mobil, la mayor productora norteamericana de gas y de petróleo, se explica por un anacronismo: ESG. Para la segunda petrolera europea, las reglas de la UE son una desventaja. Y varias multinacionales del Viejo Continente, como Unilever o el Grupo Mercedes-Benz apoyan su tesis. Lo hicieron en la Mesa Redonda Europea para la Industria (ERTI), un foro que agrupa a firmas con ventas combinadas superiores a los 2 billones de euros que declara sin tapujos que la intensa regulación de la UE “está acelerando la pérdida de competitividad” y que advierte de que sus socios “obtienen mejores perspectivas de negocios fuera de Europa”.
En su opinión, la revalorización del estadounidense S&P 500 ha más que duplicado en el último lustro el valor del Índice Stoxx 600 europeo. Es cierto que por factores como el dominio bursátil de las bigtechs americanas, pero los requerimientos ESG del club comunitario “no han ayudado”. Las energéticas de la UE dicen sufrir un descuento del 40% en las valoraciones de sus activos en relación a sus contrapartes estadounidenses que operan en mercados internacionales. De hecho TotalEnergies cifra alrededor de los 108.000 millones de dólares su capitalización de evaluarse bajo las reglas de juego estadounidenses.
La firma gala reafirmó las declaraciones de su CEO, enfocadas a las políticas ESG, mientras que Exxon matiza que su estrategia corporativa pasa por proveer productos a lo largo y ancho del planeta, ajustados a la demanda de sus clientes, si bien dice invertir 20.000 millones de dólares en proyectos de captura de carbón y combustibles de bajas emisiones.
Exxon es, quizás, la supermajor que más críticas de greenwashing -blanqueo de sostenibilidad- ha recibido en el último decenio, desde que se alumbraron los Acuerdos de París. “El mayor de los riesgos a los que se enfrenta Europa es que ha situado a la energía en su revisión intensiva de la industria, creando una significativa desventaja competitiva”, avisa Dimitri Papalexopoulos, presidente de la cementera griega Titan y del Área de Transición Energética y Cambio Climático del lobby ERT.
Los criterios ESG, sin embargo, no han abandonado su credibilidad y han consolidan un negocio de 30 billones de dólares en 2023. Es verdad que se alejan de las ambiciosas perspectivas en los flujos de capital globales para finales de este siglo, que superaban los 50.000 billones de dólares. Pero se mantienen en una cota de 40 billones para 2030, según cálculos de la división energética de Bloomberg Intelligence (BI).
Incluso contando con la mayor rigurosidad regulatoria. Y con Europa como principal atractivo ya que -dicen sus expertos- absorberá casi la mitad de ellos -más de 18 billones- en 2030.
Una teoría que suscribe Morningstar, donde destacan que, en el último tramo del pasado año, de hecho, aumentaron en un 8% en la UE -hasta rozar los 3 billones- en términos interanuales y que la recolocación de carteras hacia activos de la Vieja Economía por las escaladas del precio de los combustibles fósiles empieza a remitir. Con la UE como bandera de los activos ESG, con una capacidad de acaparar nuevos capitales verdes de 3.300 millones de dólares entre octubre y diciembre.
El salto de las carteras globales con criterios ESG en el último trimestre alcanzó el mismo nivel inversor que en el mismo periodo de 2021, que registró el récord de pulsión bursátil por estos valores. BI certifica que la cota inversora anual en 2022 y 2023 se estancó en los 30 billones. Aunque en unos mercados “más maduros, con elevada sofisticación inversora y condiciones crediticias restrictivas”. Aun así, las carteras con perfil ESG superaron el 25% de los 140 billones de dólares de activos que gestionan las sociedades de inversión y se encaminan a manejar un negocio de 40 billones al término de la década actual.
Los expertos de BI resaltan la trascendencia de los activos verdes, sociales y de gobernanza, que han sido capaces de robustecer su credibilidad con nuevas reglas de juego que exigen facilitar auditorías con mayor rigor valorativo e información más transparente a los inversores para que obtengan una visión más fidedigna sobre la verdadera naturaleza de las finanzas y proyectos ESG de las compañías. Además, señala a Europa como hub financiero global, ya que acaparará más de 18 billones de dólares de sus valores en 2030; casi la mitad de los que augura a finales de la década.
Adeline Diab, directora de Investigación Global de BI lo refleja de forma elocuente: “Los criterios ESG han resistido a todo tipo de inclemencias estos años, pero aun así han entrado en una fase de consolidación en los mercados, han ganado en madurez y se aprestan a tomar posiciones de privilegio para aprovechar las oportunidades que, a buen seguro, revelarán los mercados”.
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