Las supersticiones (que se cumplen) más sorprendentes de la economía y los mercados

Alex Ordóñez - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce

Aunque parezca sorprendente, en el mundo económico y en de las bolsas en el que supone que todo está (o al menos debería) estar calculado al milímetro también existe espacio para la superstición. Sí, esas creencias de toda la vida que en el día a día suponen para muchos indicios de mala suerte, como pasar por debajo de una escalera, encontrarse con un gato negro e incluso eludir el número 13. Quizá se pueda llegar a pensar que estas supersticiones son cosas de los abuelos. Craso error. Sirva para demostrarlo que en la EEUU actual la planta o el piso número 13 no existe en cerca del 80% de sus edificios y hoteles. Al menos eso es lo que dice el fabricante de ascensores OTIS al asegurar que prácticamente ocho de cada diez pedidos que recibe incluye la cláusula en la que se indica que se borre el piso 13, y se pase del 12 al 14 o se pongan otro tipo de soluciones como poner 12A y 12B, etc.

Pero si nos ceñimos a los mercados aquí las creencias más extendidas y que son seguidas por muchos son las siguientes:

Odio al amarillo.

Es casi imposible encontrarse en un mercado de valores a algún inversor o broker ataviado con una chaqueta amarilla, ya que es un claro sinónimo de mala suerte. De hecho, los presentadores de televisión que conectan desde las bolsas tampoco suelen portar dicho color en su vestimenta. Ello debido al malestar que genera el amarillo en los señores que compran y venden las acciones.

La importancia de las cinco primeras jornadas del año en el Ibex

Es curioso pero en la bolsa española en concreto existe la creencia de que las primeras cinco sesiones de cada ejercicio marcan lo que hará el selectivo nacional de referencia en el resto del año. Así que si en esos días la tendencia es alcista, el Ibex cerrará el ejercicio en positivo y viceversa. Según los expertos, esto es mucho más que una mera superstición, ya que, dicen, se ha cumplido en la práctica totalidad de los casos.

Temor a los paraguas abiertos y el uso de amuletos

Lo de no abrir un paraguas en casa que siempre decían las abuelas es una superstición que también existe en las bolsas, ya que los inversores estiman que la apertura de un paraguas en el parqué es sinónimo de mala suerte. Para evitarlo, parece que es también habitual que los señores de las bolsas porten los mas variopintos amuletos para, precisamente, atraer a la diosa fortuna.

Mucho ojo al ganador de la Super Bowl en Wall Street

En la bolsa de EEUU se da también una de las supersticiones más extrañas del mercado. Se trata de aquella que dice que la marcha de la bolsa tendrá mucho que ver con el equipo ganador de la final de fútbol americano, la Super Bowl. En concreto, la creencia en los mercados hace referencia a cuando La Liga de fútbol americano estaba dividida en dos divisiones, la Nacional Football League (NFL) y la American Football League (AFL). Ahora ambas divisiones se han unificado pero no ocurre así en Wall Street que sigue pensando que si el ganador de la Super Bowl era un integrante de la extinta NFL, indica que la bolsa subirá. En cambio si el partido lo conquista un equipo de la AFL, habrá que prepararse para una corrección en los parqués. Lo más curioso de todo es que según algunos estudios dicha teoría se ha mostrado acertada en más del 80% de los años, lo que da pie a que muchos sigan basando sus políticas de inversión en este tipo de supersticiones.

Las anteriores son las creencias que dominan en los mercados. Pero la economía también sus propias supersticiones. Dos de las más conocidas, y seguidas por los expertos tienen que ver con productos que se consumen.

Así en EEUU los años en los que el consumo de Bourbon experimenta un fuerte incremento refleja un claro periodo pre-crisis o una etapa ya de recesión económica. Ello es debido a que la compra de esta bebida alcohólica evidencia que muchos quieren evitar el estrés. Además, su bajo precio indica que aunque las familias gasten menos mantienen aún desembolsos como el del Bourbom por su capacidad para subir el ánimo pese a las dificultades económicas.

Tal es el convencimiento al respecto del Bourbon que hasta existen indicadores específicos para que los economistas comprueben su evolución diaria.

Al igual que el Bourbon en EEUU, el hecho de que las empresas que venden productos cosméticos, y más especialmente pintalabios, disparen sus ventas también refleja que la economía va de cabeza hacia la crisis. El argumento es idéntico al de la bebida americana, y también hace referencia a que cuando las familias tienen poco que gastar, ese escaso remanente lo reservan para adquirir productos que sirven para levantar el ánimo o para sentirse mejor con uno mismo. El carmín (especialmente el del color rojo, que eso también está estudiado) es uno de los indicados para tal fin, ya que es un producto barato. De ahí que unos resultados sorprendentemente buenos de marcas como Maybelline, Revlon, L'Oréal, MAC o Estée Lauder suponga para muchos economistas una muy mala noticia.

Todo lo anterior refleja que la superstición también está muy presente en la economía y en los parqués. No obstante, lo más llamativo es que en pleno siglo XXI, en la era de la Inteligencia Artificial Generativa, el ChatGPT, etc, etc, muchos aún toman sus decisiones y o realizan sus pronósticos teniendo en cuenta aspectos como la evolución de las ventas de los pintalabios rojos o el nombre del último ganador de la Super Bowl.