14 oct 2024
La financiación, un problema vigente para las pymes pese a la bajada de tipos
El impacto de los recortes de tipos tarda en trasladarse a la economía real y la escasa prima de riesgo a la que los bancos prestan el dinero a la pequeña y mediana empresa también retrasará el necesario abaratamiento que los negocios requieren para impulsar su crecimiento
Alex Ordóñez - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
El agresivo ciclo de subidas de tipos de interés iniciado por el Banco Central Europeo en 2022 para poner coto a la espiral inflacionista disparó los costes de financiación para los hogares y las empresas. Algo que afectó con más intensidad a las pymes, debido a sus balances más ajustados. Por ello, el inicio en el verano de los recortes en el precio del dinero en la eurozona al observar ya el eurobanco que la inflación está en cotas más controladas debe suponer un inestimable ayuda para que la pequeña y mediana empresa logre ese capital clave para impulsar sus proyectos de crecimiento.
Pero conviene poner en cuarentena dicho escenario favorable porque de momento las pymes siguen pagando un alto coste por conseguir financiación. Así lo deja patente el último indicador sobre el sector realizado por la patronal Cepyme y que corresponde al segundo trimestre del presente ejercicio. En dicho periodo, los tipos de interés que pagaron las pymes para conseguir que los bancos les presenten dinero descendieron respecto a los meses comprendidos entre enero y marzo de 2024. No obstante, el tipo medio para el segundo trimestre fue del 4,81%, un porcentaje que supone 36 puntos básicos más que el del mismo periodo de 2023.
Los costes también varían según el tipo de empresario que acuda a la oficina bancaria a pedir dinero. Así, el propietario de una micropyme abona una tasa del 4,91% (42 puntos básicos más que hace un año) mientras que el de una empresa de tamaño mediano “solo” paga un 4,71% (30 puntos más).
A la vista de estos porcentajes resulta evidente que los altos costes que las pymes se ven obligadas a pagar por su financiación sigue siendo un problema de plena vigencia. En este contexto, las próximas bajadas de tipos deberían ayudar a reducir la factura de la financiación para las pymes. Pero es importante recordar que el efecto de los recortes en el precio del dinero no se aprecia de un día para otro sino que siempre hay un decalaje de meses. Así quedó patente con la propia inflación que pese a las continuas subidas de tipos seguía escalando y ha tardado más de dos años en regresar a niveles normalizados del 2%.
Por si esto no fuera suficiente existen dos aspectos más que impedirán a los bancos prestar más barato. El primero es que al contrario de lo ocurrido antes de la crisis financiera de 2008, ahora las entidades financieras están vigiladas al milímetro por el Banco de España y el propio Banco Central Europeo para que no disparen sus riesgos, ya que eso puede impulsar la morosidad. Por tanto, los bancos se preocuparán mucho de prestar solo al que pueda pagar y, además, le pedirá un tipo de interés más elevado.
El otro aspecto que impedirá a las entidades financieras prestar más barato es de carácter técnico y tiene que ver con la prima de riesgo de las pymes sobre el euríbor, Dicha variable es la diferencia en porcentaje entre el nivel actual del índice de referencia para la mayoría de los créditos que se piden en España y el interés al que se conceden los préstamos para las pymes. Pues bien, en los diez años anteriores a la llegada de la pandemia del Covid los tipos para las pymes fueron 265 puntos básicos superiores al euríbor a 12 meses.
Pero la subida de tipos de interés del BCE posterior al coronavirus impactó más directamente en el euribor por lo que el diferencial con los tipos abonados por las pymes disminuyó un 92%, hasta quedarse en solo 22 puntos básicos en el último trimestre de 2022, su mínimo histórico. Desde entonces la brecha se ha ido normalizando pero sigue estando a años luz de la que había antes de la pandemia, situándose en 125 puntos básicos, menos de la mitad de la que había en la década de 2010 a 2020.
Esto quiere decir que, lejos de lo que se pueda pensar, los bancos no están prestando caro a las pymes, sino todo lo contrario. La entidades tienen por ello menor margen de maniobra para abaratar la financiación. De ahí que sea más que previsible que los tipos de interés que sigan pagando la pequeña y mediana empresa se mueven de manera más moderada a la reducción propia del euríbor.
En última instancia existe también otro factor técnico que actuará en contra del abaratamiento de la financiación y es la escasa diferencia entre los tipos que pagan las pequeña empresas del propio de las medianas. Una brecha que antes de la pandemia era de casi 70 puntos básicos mientras que ahora se limita a 20 puntos o 0,20%.
Todo lo anterior muestra que la financiación seguirá siendo un problema para las pymes y que se tardarán muchos meses o quizá años en reducir su factura hasta los niveles que había antes de la pandemia.
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