Israel ataca Irán

Las fuerzas armadas israelíes señalaron que se atacaron instalaciones militares, principalmente plantas de producción de combustible sólido para misiles y sistemas de defensa antiaérea. Según la información publicada en algunos medios, los bombardeos fueron efectuados por un centenar de aviones de combate (F-15, F-16 y F-35) que se adentraron en el espacio aéreo de Irak y Siria. Las imágenes por satélites de las instalaciones alcanzadas parecen indicar que los sistemas defensivos iraníes no fueron especialmente efectivos interceptando el ataque. A pesar de la preocupante escalada de las hostilidades, no se materializó el escenario menos deseado, dado que no fueron atacadas instalaciones nucleares e infraestructuras petroleras; una posibilidad que hubiera desencadenado consecuencias difíciles de anticipar. Tras estos acontecimientos, el grado de inestabilidad en la región dependerá de la respuesta que decida llevar a cabo Teherán, siguiendo el principio de acción y reacción. En el discurso público realizado el día posterior, el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, aseguró “que las autoridades –en referencia al estamento militar– decidirán la manera de demostrar a Israel la fuerza y la determinación del pueblo iraní; una medida que debe hacerse buscando lo mejor para nuestra nación”. El contenido del discurso -que excluyó la promesa de una represalia inmediata al ataque-parece indicar que Teherán se estaría inclinando hacia posiciones más moderadas, lo que aleja la posibilidad de que se cumplan las previsiones más preocupantes. En cualquier caso, conviene recordar que, dados los inesperados acontecimientos que se han sucedido en el último año, ningún escenario debe excluirse.